«El desafío consistió en diseñar un contenedor que fuera más compacto, pensando en el transporte intermedio, donde el módulo cuadrado permitiese aprovechar mayormente el espacio y, al mismo tiempo, mantener la estética irregular y dinámica de las curvas que la empresa había adoptado como propia”.
Envase contenedor de agua, con una capacidad de 20 litros, inscripto en un volumen muy cercano a un prisma.
El tratamiento superficial se utilizó para proporcionarle un aspecto dinámico y fluido y, fundamentalmente, resolver la variable estructural pensando no solamente en el uso doméstico sino también en su trato y manipulación durante el proceso de llenado y transporte hacia el usuario final.
El diámetro del pico y su rosca de tres entradas siguen un estándar de la empresa para utilizar una tapa ya existente en su producción.
A pesar de su geometría irregular permite el etiquetado envolvente y su correcta adhesión.